¿Qué pasa cuando un sistema se queda obsoleto?
Aunque Microsoft ya había anunciado el fin de Windows XP en el año 2009, no fue hasta el pasado 8 de abril de 2014 cuando abandonó definitivamente el soporte. Microsoft no publicará nuevas actualizaciones de este sistema y, lo que es aún más importante en términos de seguridad y fiabilidad, ante nuevos ataques no habrá ayuda de Microsoft para encontrar soluciones.
Es fácil prever las repercusiones negativas que esta situación tiene sobre los millones de sistemas apoyados aún en la actualidad sobre Windows XP. No hay que perder de vista que la versión Windows XP es la primera versión claramente estable y fiable de los sistemas operativos llamados multi-ventana, cosa que llevó a Windows XP a convertirse en un estándar, especialmente en el ámbito de los interfaces hombre-máquina en general y en los Sistemas de Supervisión y Control.
Windows XP se ha convertido en un sistema obsoleto con tan solo 13 años de edad. Este hecho contrasta especialmente con la realidad de los llamados entornos regulados: Muchas organizaciones del sector de la Industria, especialmente aquellas que se mueven en el ámbito de la industria alimentaria, la farmacéutica y la química fina, se encuentran dentro de un marco legislativo de una altísima exigencia sobre el cual deben soportarse sus productos y en consecuencia los sistemas que hacen posible esa producción.
Estos sistemas, y la multitud de procesos metodológicos que los acompañan, suponen inversiones muy relevantes para estas industrias que estiman tengan una durabilidad de entre 20 y 30 años. El impacto que tiene para este tipo de industria la obsolescencia prematura de sus sistemas no es cuantificable únicamente en términos de desarrollo y adquisición de los nuevos sistemas, sino que los tiempos y esfuerzos en planificación y recertificación ocupan sin duda la inversión más importante.
¿Podemos evitar que un sistema quede obsoleto?
Las alternativas a este modelo de negocio en el entorno de los Sistemas son diversas, aunque no con resultados evidentes. Sin embargo, ya hay una corriente de opinión muy importante sobre que el uso de un sistema operativo de código abierto tiene ventajas claras, sobre todo en entornos como el de la Industria.
Las autoridades chinas parecen estar de acuerdo con esta tesis al anunciar que desarrollarán un sistema operativo propio basado en Linux con el fin de reemplazar el obsoleto Windows XP.
Todos los que nos dedicamos de una forma u otra al desarrollo de sistemas para el entorno industrial tenemos serias dudas sobre la aceptación que tendrán las soluciones Open Source, especialmente en entornos regulados. Estas empresas buscan soluciones de mercado que vengan acompañadas del sello de una gran corporación que facilite la certificación de sus sistemas para cumplimiento de las normativas reguladoras.
Sin embargo, esta tendencia está cambiando, los sistemas evolucionan a la velocidad de las nuevas tecnologías y la Industria necesita unirse a esta tendencia. No tardaremos en ver procesos críticos soportados en plataformas de código abierto.
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