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Smart Mobility: La clave para la movilidad sostenible en Europa

Si bien es cierto que el transporte metropolitano acarrea el terrible problema de la contaminación atmosférica, lo cierto es que también trae consigo problemas de movilidad, que alcanzan su máximo esplendor en hora punta. Por culpa de los atascos, el PIB sufre un impacto negativo de un 2% a un 4%  debido al descenso de la productividad que sufren los trabajadores al llegar tarde a su puesto. Para poner remedio a la masificación de las grandes urbes europeas, muchas ciudades están trabajando para desarrollar una Smart Mobility, que puede traducirse en un modelo Mobility-as-aService.

En este artículo veremos algunos de los principales ejemplos de soluciones de Movilidad en una Smart City, algunas de las cuales todavía están en fase de prueba para comprobar cómo es la experiencia de usuario.

Smart Mobility: Una solución a la movilidad urbana

 

Además de ser los responsables del 38% de la absorción del consumo energético, los automóviles son los principales consumidores de petróleo y generan el 25% de los gases de efecto invernadero. Son los causantes de contaminación en zonas urbanas, hasta el punto de que la población ve amenazada seriamente su salud, como en las grandes ciudades de Mumbai, el Cairo o Shanghai.

Desde hace algunos años han florecido empresas de base colaborativa que intentan poner remedio a la problemática de la movilidad. La gran beneficiada en este sentido ha sido Uber (valorada en 62.500 millones de dólares) que opera en 360 ciudades, con un millón de viajes diarios. A pesar de que en países como España el sindicato de Taxistas ha recriminado a la compañía su competencia desleal, lo cierto es que en Estados Unidos ha tenido un éxito aplastante.

Otro ejemplo de economía colaborativa ha sido BlablaCar, que en el caso de España sí que está viviendo su época dorada. En este caso, la base para que el negocio funcione es la confianza, que lleva al conductor a ceder su vehículo y al copiloto a viajar con un desconocido para compartir gastos.

A pesar de que estas dos iniciativas ayudan a reducir los gastos del cliente, no podemos hablar de soluciones debidamente integrada. A continuación veremos dos ejemplos de urbes que sí se han decantado por soluciones transversales y adaptadas a la ciudad en cuestión.

Helsinki, pionera del sistema Mobility-As-A-Service

 

Helsinki fue la primera ciudad del mundo en diseñar un auténtico entramado para mejorar la movilidad, que integra todos los modelos de transporte para que los ciudadanos puedan adquirir unos “packs de movilidad”. En otras palabras, para que puedan seleccionar desde su Smartphone el tipo de transporte (coche, bicicleta, tren o taxi) que necesitan en tiempo real.

Este modelo de distribución Mobility-as-a-service es capaz de cubrir todas las necesidades de un cliente en una sola interfaz, donde se reflejan los servicios de forma integrada. De esta forma, se combina la información sobre las infraestructuras de transporte, servicios, pagos y otros datos.

El modelo de Helsinki, según los promotores de Maas, busca poder unir las capacidades de entidades públicas y privadas. Así, gracias a la colaboración y la integración de todos los servicios, se puede tejer una experiencia de usuario sin interrupciones y basada en la demanda.

 

Londres, el centro de innovación Smart Mobility

En Londres, una de las ciudades con transporte multimodal más avanzados del mundo, se calcula que los conductores pasan más de 250 horas  al año dentro de un coche.

Para intentar descongestionar el centro, la marca Ford ha puesto en funcionamiento un programa piloto. Bajo el lema “Car When you need it”, la iniciativa GoDrive proporciona acceso a un coche bajo demanda desde 25 localizaciones repartidas en la ciudad de Londres.

¿Cómo es la experiencia del consumidor? Empieza descargándose la app de Ford en su Smartphone y escogiendo un vehículo. No tiene que pagar ninguna cuota para registrarse, ni es necesario alquilar un coche para una hora o para todo un día, sino que el cliente paga por exactamente los minutos que ha utilizado el vehículo.

Es un sevicio one-way, es decir, el cliente no necesita llevar el coche hasta el lugar en donde lo ha alquilado por primera vez. Como ocurre con el servicio Bicing de Barcelona, por ejemplo, el cliente tiene que dirigirse a un punto cercano de GoDrive para poder dejar el vehículo. En este sentido, lo bueno es que no tienes que perder el tiempo buscando un sitio donde aparcar.

El valor añadido de este proyecto de Ford es el hecho de que la mitad de los vehículos son eléctricos. A pesar de que el proyecto todavía se encuentra en fase de prueba, la marca automovilística insiste en que la experiencia de usuario con los coches eléctricos está siendo muy satisfactoria.

Siguiendo con las soluciones de movilidad respetuosas con el medio ambiente, encontramos en la misma ciudad de Londres las bicicletas inteligentes de Brompton. 

A través de una serie de sensores (desarrollados por la compañía Evrythng), las bicicletas de Brompton son capaces de analizar la calidad del aire que se encuentra a su alrededor y medir la contaminación de una ruta. Además, gracias a una app conectada al vehículo, se envía una señal de socorro cuando el usuario sufre un accidente. Si, a pesar de la caída, se encuentra bien, puede indicarlo a través de la app. De lo contrario, manda una señal para que acudan los servicios de emergencia.

Y eso no es todo: Si el usuario tiene la bicicleta en casa y los sensores detectan un movimiento, la aplicación enciende las luces de casa y realiza una llamada telefónica automáticamente. Gracias a esta solución, según Brompton, se podrían evitar los robos de bicicletas.

Si bien las soluciones que se están implantando en Londres son muy prometedoras, lo cierto es que no hemos visto todavía un diseño integrador, como sí que sucede en Helsinki. Tendremos que ver si, en el futuro, ambos modelos de Smart Mobility pueden aprender el uno del otro y mejorar así no solo el medio ambiente, sino también la experiencia de usuario.